¿Sabes qué duele más que el haberte perdido?
seguir aquí...
Ayer me atragantaba con el último dulce de tu bolsita
donde guardabas medio mundo para hacerme feliz:
la libretita negra de apuntes importantes,
tus dos pares de lentes (ambos bifocales),
alguna foto de mi infancia,
chocolate de almendras, galletas de vainilla,
(tú sabías mejor mis gustos que yo misma)
y una media sonrisa (que sin brete me sacabas).
Siempre me repetías que podía ser cuanto yo quisiera
yo solo quería que estuvieras conmigo…
Como cuando decidí temporalmente
que iba a tocar piano el resto de mi vida,
ahora todas las notas se llaman tú
Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Tú
(Sí, Tú)
Para cuando aprendía a tocar saxo
solo pudiste escuchar mi canción de despedida.
Ya no pude seguir.
Hoy, cada vez que me cuelgo el saxofón en el cuello
me pesa toda tu ausencia.
Entonces solo quise ser poeta
y escribir para ti;
pero es que la tristeza disuelve los poemas
cuando borra mi ilusión.
Yo solo quería ser poeta
-tal vez tampoco pueda-.