En la penumbra de una buhardilla, un rayo de luna, tan huérfano como cualquiera de los trastos allí abandonados, bailaba en círculos alrededor de la pluma de un deslustrado morrión.
'La pluma y el rayo de luna', Óscar Bartolomé Poy
Cuando la penumbra devoró el último claro de luna
fue estéril lenitivo
dejar que tome forma de eclipse tu mirada.
Supuse –ingenuamente- que el aire que exhalabas
era un espacio apenas y casi reemplazable,
no la hondura sin edad que amartilla mis miedos.
El tiempo gotea los segundos de sal
que inciden en la herida del exilio.