
Me desperté aterrada,
en la afonía de estas últimas dieciséis noches
-hubiera preferido no dormir, repito-
Despertar, es tomar conciencia
de que no me queda más que mi yo y su irreversible prosaísmo,
es aceptar
que ya no estás estúpidamente enamorado de mi torpeza congénita,
y yo no puedo desamar tu estupidez aprendida.
Me he perdido en la esperanza
de encontrar un Norte para salir a buscarte.
El papel se ha vuelto cicatriz que no deja de doler
ante mi impotencia de extirparle el silencio.
Es un niño que extiende la mano
resignado a la escasez de alimento
durante un invierno a destiempo,
y yo, al fondo de mis dos platos vacíos
no acierto a colgar un pan sobre su mesa.
¿Cuándo regresarás?
no quiero ser poeta si me faltas.
0 Estrellas iluminaron mi claro:
Publicar un comentario