
Amanece
en el verde marino de tus mansas pupilas,
en el pleamar embravecido de tus pestañas,
agitándose en la orilla de mi rostro
donde bebes mi pena dulceamarga.
No soy la única que codicia imposibles,
ni que vive ficticias realidades.
Me quieres, dices,
yo sonrío,
con la sonrisa triste que tú me has enseñado.
Y amanecen mis dudas
que amenazan la ausencia
de un beso ayer incuestionable.
Yo
nada más ansío, despertar, de nuevo,
bajo el cielo extranjero de tu triste mirada.
1 Estrellas iluminaron mi claro:
Creo que todos los que hemos leído y querido a Sara estamos bajo el influjo de su poesía. En mí es algo evidente, pero también lo veo en tu primera estrofa. Por lo demás, no renuncias a la retórica, como el oxímoron "ficticias realidades" o la paronomasia "amanecen/amenazan". El tono es de tristeza.
Un abrazo, Marisol.
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